Me desgarraste y abriste mi corazón.
Me colmaste de amor.
Vertiste tu espiritu en el mio.
Ahora te conosco como a mi mismo.
Etiquetas: Ajeno
¿Conoces esa enfermedad febril que se adueña de nosotros en las frías miserias, esa nostalgia del país que se ignora, esa angustia de la curiosidad? Hay una región que se te parece, donde todo es bello, rico, tranquilo y honrado, donde la fantasía ha construído y decorado una China occidental, donde la vida es suave de respirar, donde la felicidad está unida al silencio. ¡Es allí donde hay que ir a vivir, es allí donde hay que ir a morir!.
La invitación al viaje.
Charles Baudelaire
Instantánea ante el umbral de un Gigantorgasmo compartido...
...y la besé por todo el cuerpo hasta quedarme sin aliento: la espina dorsal, vértebra por vértebra, hasta las nalgas lánguidas, el costado del lunar, el de su corazón inagotable. A medida que la besaba aumentaba el calor de su cuerpo y exhalaba una fragancia montuna. Ella me respondió con vibraciones nuevas en cada pulgada de su piel, y en cada una encontré un calor distinto, un sabor propio, un gemido nuevo, y toda ella resonó por dentro con un arpegio y sus pezones se abrieron en flor sin tocarlos. Empezaba a adormecerme en la madrugada cuando sentí como un rumor de muchedumbres en el mar y un pánico de los árboles que me atravesaron el corazón. Entonces fuí al baño y escribí en el espejo: Delgadina de mi vida, llegaron las brisas de Navidad.
Memoria de mis putas tristes.
G.G.M.
Y el asunto comienza por allí.
Los dolores diarios, la tensión acumulada en cuello, espalda y hombros pasa a ser historia solitaria al igual que uno, si no fuese por los gusanos esos que no les importa acompañarme en el mismo cajón que va a parar en la tierra.
"Del polvo vienes y en polvo te convertirás...", de no ser por el ataud el ciclo se cerraría por completo, volviéndome abono fértil, seno maternal para que crezca una semilla con las raices por donde se estirarían mis nuevas piernas; hojas fibrosas en aumento cual músculos que antaño movieron estos brazos y manos para acariciar, y que ahora se dejarían hacer lo mismo por el viento.
Y en tronco... "tronco humano", bonita ironía!, por el que fluye la rica sangre-clorofila: continuo torrente de vaivenes, de sueños de elevación, de despegue de esta camisa de fuerza en la que mi familia se empeñó en meterme al morir.
Los hombres no son árboles... serían.
Tal vez por ello existe tanto afán de derribarlos, a los árboles... no vaya a ser que un día les de por tomar el camino de vuelta.
Los cuerpos estan unidos, unidos primitivamente, antes de estar separados. Al soñar bien con ellos, Chagall no separa al hombre y a la mujer en la hora de la tentación. Eva se adelanta un poco, pero Adán no la retiene. Eva tiene "ideas" sobre manazanas, pero la mano de Adán está muy cerca, tendida ya hacia las manzanas...
¿No dice Adán a la Eva de Chagall: "Adelante, hermosa, conoce la tentación, pero sólo la tentación. Acaricia pero no cortes"? O, mejor aún, matiz más sutil: "No cortes, pero acaricia"...
Gaston Bachelard.
Recuerdo cuando morí… de la luz a la oscuridad y luego a la luz de la lámpara que alumbra la habitación donde la mano de mi hijo sostiene la mía temblorosa… donde los ojos de mi nieta me sonríen… todo esta bien, solo estaba muriendo.
Recuerdo la enfermedad…calma y sin dolor… la quietud…
Recuerdo el beso de mi dulce esposa… la alegría en sus ojos al ver jugar a nuestros nietos…Oh! mi amada que dulce eres…que hermosa…hermosa en la vejez….mi compañera… hermosa en la boda de nuestro hijo mientras lo entregabas a la vida, hermosa y orgullosa al verlo triunfar… hermosa al llevarlo en brazos… hermosa al parirlo… hermosa al desearlo…
Recuerdo la risa de mi hermano, sus sueños, su alma… mi compañero, mi otro yo…mi enemigo, mi amigo… Recuerdo su alegría al verme enamorado, al saberme de alguien mas… ya no eres mío.. te entrego a quien te dará la vida… lo recuerdo en los brazos de mi madre…
Mi madre, los ojos de mi madre…las manos de mi padre…. El calor de sus abrazos….los juegos, los mimos, los sueños…los latidos…los besos, las caricias, el amor que los une…la felicidad de saberse uno del otro, el deseo de ser míos… de saberme suyo…
Ahora se que puedo nacer...