La ciudad hace de nuevo su jugada,
vistiendo su cabeza de blanca nieve
y los pies del lila de los Apamates...
Contrasta así con los nuevos seres que la pululan,
hermanos de asfalto del Profeta
y signo inequívoco de forzoso crecimiento.
Acaso puja por mantener su dejoo pueblerino,
ese hechizo que a más de uno nos dejó aca atrapados...?

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